Así que ese día salí del lugar un poco molesto y con un número que no me servía para nada. Yo no necesitaba clases de nada, mucho menos de guitarra.
Me reuní con los chicos y ellos notaron mi mal humor.
-Eh, ¿qué te pasa?- me preguntó Georg en cuanto crucé la puerta de casa
-Nada que te importe…-le espeté sin ningún tipo de consideración
-Dale! Contá!-me soltó mi hermano
-Ya dije que no me pasa nada…¡me voy a bañar!
Subí a mi habitación. Me saqué la ropa y me metí bajo la ducha de agua caliente, dejando que el agua hiciera su trabajo reparador. Cuando bajé a la sala, Bill estaba mirando la televisión, fui a la cocina a buscar algo para tomar y me senté a su lado.
Bill me miró como esperando algo.
-¿Qué?-le pregunté mirando la tele.
-¿Me vas a contar que carajos te pasa?
-No es nada…estaba un poco molesto, esto de andar sin auto me pone de mal humor.
Me miró por unos segundos y luego continuó mirando la tele.
-Eh, estaba pensando, el viernes podemos salir…-dije sacando conversación
-Por mí no hay problema, necesito despejarme un poco, mucho laburo! ¿Adonde querés ir?
-Bueno, hace mucho que no jugamos al pool, ¿que te parece si vamos a “Freaks”?
Obvio que lo que menos quería era jugar al pool, pero necesitaba una excusa para verla de nuevo.
-Ok- dijo Bill- yo le aviso a los chicos.
Los chicos estuvieron de acuerdo así que ese viernes nos juntamos en casa y fuimos al pub en mi coche. El lugar estaba bueno, yo no había ido nunca, ya que era poco el tiempo libre que teníamos. Nos sentamos y pedimos algunas cervezas.
Yo estaba impaciente, no entendía nada de lo que hablaban los chicos y miraba la puerta cada dos segundos. Entonces veo entrar al lugar a Teki, el rubio amigo de mi chica, que estaba acompañado por dos chicas y un chico más. Otra vez me sorprendí al mirar al flaco este. Las chicas se daban vuelta a mirarlo.
-¿Estás esperando al alguien?- esa pregunta me tomó por sorpresa. Me giré para ver a Bill y a los chicos que me miraban con cara de boludos.
-No, eh,… ¿jugamos al pool?-dije levantándome. No les había dicho a los chicos ni una palabra de la chica esta, así que no se me ocurrió otra cosa que decir.
-Claro!-dijo Gus, agarrando un palo- ¿listos para perder?
Jugamos un buen rato lo que hizo que no estuviera tan pendiente de la puerta. Al rato entró Cuca con ella y otra chica. Por diosss, era un espectáculo. Vestía una jean azul, una remera de “Jane’s adiction” y el pelo suelto. Se unieron a la mesa de Teki y saludaron uno por uno y por un momento deseé estar en esa mesa.
Estuvieron hablando animadamente y riendo un buen rato, hasta que ella se levantó y se dirigió hacia los baños. Como los baños estaban enfrentados al final de un pasillo, decidí que yo también quería ir, así que me paré y enfilé para allá.
Caminé unos metros detrás de ella hasta que se perdió tras la puerta. Me metí en el baño de hombres, me lavé la cara y escuché que la puerta se abría. Era Bill.
-Uff, hace calor!!!- dijo mojándose la cara.
-Está terrible! ¿Te sentís bien?- le pregunté.
-Sí, es sólo este calor, bueno, ¿vamos?
Asentí y salimos justo cuando ella salía del baño. Iba con el celular en la mano y ni nos miró, por lo que chocó de frente con nosotros. La agarré justo a tiempo para que no cayera para atrás.
-Ay, ¡mierda!-dijo agarrando con fuerza mi remera.
Levantó la vista y me miró. ¡Guau! Tenía los ojos más increíbles que había visto en mi vida.
-Ay, ¡gracias! Es que tengo la cabeza en cualquier lado! Me salvaste la vida! Jajajaj
Me mató su sonrisa. No pude decir una palabra.
-¿Pero estás bien?- preguntó Bill
Entonces ella pareció darse cuenta de que yo no estaba solo y miró a Bill…y casi muero de verdad. Se puso colorada como un tomate!
-Eh….si…yo…estoy bien…gracias!-dijo sonriéndole.
Deseé que se abriera el piso y morirme ahí nomás. Era lo que menos me esperaba. Miraba a Bill con una cara de incredulidad imposible.
-Bueno, menos mal!-dijo Bill sonriendo- te podrías haber caído y lastimado! Jajaj
Ella le regaló una sonrisa como para matar a cualquiera y luego de agradecer nuevamente se alejó, agarrándose de las paredes para no caerse de nuevo, miró una vez más hacia nosotros y desapareció.
-Vaya! Creo que me enamoré!-dijo mirando en dirección a donde unos segundos antes había estado la diosa.
¡No! Era lo único que me faltaba. Maldita la hora en que me siguió al baño! Volvimos a la mesa y me dejé caer en la silla, tratando de ocultar mi creciente mal humor. Para colmo de males ellos estaban festejando alguna cosa porque todos se abrazaban y gritaban. Esta se estaba convirtiendo en la peor noche de mi vida.
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