CAPITULO 19

Pasé la tarde con Georg y luego volví a mi casa. Bill estaba sentado en el sillón, con la luz apagada.
-Hey- le dije- ¿que pasó?
Bill me miró y suspiró.
-Dejé a Kessi, me siento terrible, ella no se merecía esto, pero hermano, no pude controlarlo, de verdad que no hubiera querido que esto pasara, pero se me fue de las manos. Me dijo que estaba bien, que uno no puede elegir de quien se enamora, que si yo era feliz estaba bien, que hiciera lo que estuviera a mi alcance para estar con Danz…me dejó mudo…yo no la merecía
-Tenés razón-dije sentándome a su lado
-¿Qué?- me preguntó
-Que tenés razón…no la merecías, ella es fuera de serie hermano
-Gracias por hacerme sentir peor….
Se paró y se fue a su habitación. En los días siguientes no supe nada de ella. Me metí a full en el disco que iba a salir en unos mese y traté de no pensar en ella.
Era casi imposible porque siempre alguna cosa, por mínima que fuera, me la recordaba. Por las noches me costaba dormir porque cada vez que cerraba los ojos se me aparecían los suyos y cuando conseguía dormirme soñaba con ella. Era un martirio constante.
Una tarde estaba viendo televisión cuando Bill entró. Se sentó a mi lado y me dijo:
-Kessi se fue…
Lo miré como si me hubiera dado un mazazo en la sien. Quise decir algo pero las palabras se me enredaron en la boca. Parpadeé unos segundos hasta que el alma me volvió al cuerpo.
-¿Cómo que se fue?- dije- Se fue ¿adónde?
-Ni idea…me dijo Danz que hacía unos días que no iba a ensayar ni nada…y bue, Cuca les dijo que ella se había ido
No pude seguir escuchándolo más, me levanté de un salto y salí de mi casa corriendo. Me subí al auto y manejé hasta el centro en tiempo récord. Bajé a toda velocidad y encontré a Cuca, que estaba hablando con una chica. Ambos se giraron cuando me vieron entrar hecho un huracán. Cuca le dijo algo a la chica y se me acercó.
-¡Tom! ¿te sentís bien?- preguntó
-Dónde está, por favor…necesito que me lo digas…necesito verla- dije agarrándolo por la remera.
Cuca me miró con pena y me hizo señas de que lo siguiera. Me hizo entrar en una especie de oficina y me alcanzó una botellita de agua. Tomé sin respirar y luego lo miré.
-¿Dónde se fue?- le pregunté nuevamente
-Ella se fue…no puedo decirte donde…me pidió que no te dijera nada
Me llevé las manos a la cabeza, sin poder creérmelo todavía. Se había ido de mi lado.
-Pero me dejó esto para vos- dijo sacando un sobre del bolsillo de su campera.
Asentí despacio. Luego salí y nuevamente conduje sin rumbo hasta que llegué a una placita.
Me senté contra un árbol y abrí la carta.
“Tom:
Mi Tommy…perdoname que me haya ido así, sin despedirme ni nada, no iba a aguantar una mirada tuya. Me encantaría decirte que voy a volver, pero no lo sé…necesito pensar en todo lo que pasó, asimilar las cosas. De nuevo gracias, porque si no hubiera sido por vos no hubiera aguantado lo que Bill me dijo. Me ayudaste a no derrumbarme. La noche que pasamos juntos fue hermosa, no pienso que yo sea especial, pero con vos lo sentí, me hiciste revivir emociones que hacía mucho que no sentía. Sos, lejos, la persona más especial y única que conocí en mi vida
Te quiero mucho. Con amor Kessi”
Eso era todo. No había más. Releí la carta varias veces más, como tratando de descubrir algún mensaje oculto. Noté como se me empañaban los ojos y se humedecían. Tragué con dificultad y cerré los ojos, lo que hizo que dos lágrimas resbalaran por mi cara.
Y lloré. Lloré por lo que había sido y por lo que no iba a suceder. Lloré por ella y por mí. Tenía un nudo en la garganta y se me hacía difícil respirar. ¿Por qué me hacía esto?.
¿Es que acaso no le bastaba con saber que yo vivía para ella?
Quería morirme ahí nomás para no seguir sintiendo ese dolor en el pecho. Las imágenes se me desdibujaban, la cabeza me daba vueltas. Guardé la carta en el bolsillo y me abracé el cuerpo, temblando.
No sé cuanto tiempo pasé ahí, sólo que cuando conseguí pararme era de noche.
Caminé a los tumbos y me apoyé en la puerta del auto. Miré la hora en el celular, eran casi las once de la noche y tenía 7 llamadas perdidas, todas de Bill.
Recuerdo que manejé como perdido, sólo viendo las luces de las calles y prestándole casi nada de atención a los semáforos. Si llegué vivo fue de milagro. Aunque me hubiese gustado morirme esa misma noche. Lástima que uno no tiene el poder de elegir su hora.

No hay comentarios:

Publicar un comentario