CAPITULO 22

Me acuerdo que me desperté sintiendo que el mundo se me venía abajo. Fui directamente al baño a darme una ducha de agua fría para reanimarme. Me vestí y bajé a la sala. No había nadie. Me preparé algo para el estómago y me senté en la sala con intención de ver la tele, pero cuando voy a agarrar el control remoto veo un sobre que dice Tom. Lo abro y veo que adentro hay un papel con la letra de Bill.
“Andá a esta dirección, vamos a estar con los chicos allá, no te pudimos despertar. No tardes”.
Por supuesto no entendí nada. Pero quizás era por el disco. No iba a ser la primera vez que nos cambiaran la dirección a último momento. Agarré las llaves del coche y me fui para allá. Era una dirección que estaba algo alejada de la capital. Tuve que preguntar si iba bien un par de veces, hasta que por fin llegué. Era un edificio algo antiguo pero agradable. Me dirigí al piso 3 como me indicaba el papelito. Cuando bajé del ascensor vi una grandes puertas de vidrio, pero no vi a nadie ni escuché nada. Entré despacio. Nadie. Estaba empezando a pensar que los chicos me habían hecho una broma. Entonces escuché una música que se escuchaba como de lejos. Decidí preguntar por los chicos ahí. La puerta estaba entreabierta así que sin golpear entré.
Una vez vi una película donde la protagonista se da una sobredosis fatal de heroína y su compañero desesperado recurre a un dealer para que lo ayude. Entonces este hombre saca una gran jeringa y le inyecta adrenalina en el corazón y ella revive. Bueno, en ese momento yo era el protagonista de esa película. Cuando entré y la vi ahí, parada con la cabeza apoyada en sus antebrazos y apoyada en la barra fue como si me hubiesen inyectado adrenalina porque de repente volví a nacer de golpe. Ella levantó la cabeza sin percatarse todavía de mi presencia pero entonces miró al espejo que tenía delante suyo y abrió sus maravillosos ojos de sorpresa. Se giró y se llevó ambas manos a la boca.
Yo no podía moverme, estaba mirándola sin poder creérmelo todavía, entonces ella corrió hacia mí y se colgó a mi cuello. Noté que lloraba y la abracé con fuerza. Sintiendo ese olor que tanto extrañaba. No creo que alguien sea capaz de sentir todo lo que yo sentí cuando la tuve nuevamente en mis brazos. Sin poder contenerme más la besé con desesperación. Sintiendo el gusto salado de las lágrimas que en ese momento no supe si eran suyas o mías, porque cuando me quise dar cuenta yo también tenía la cara surcada de lágrimas.
-Tom- decía ella entre sollozos- viniste a buscarme…
-Una vez te dije que por vos iría hasta el fin del mundo…te amo
Nos besamos largamente, recuperando el tiempo perdido, amándola infinitamente, sentía que si la soltaba la iba a volver a perder…y no estaba dispuesto a eso. Ella era mía.
Caímos al piso besándonos y quitándonos la ropa al mismo tiempo. Volver a ver, a sentir su cuerpo desnudo una vez más fue la mejor sensación que tuve en mi vida. Era mucho más perfecta de lo que la recordaba. Besé su cuerpo despacio, deteniéndome con placer en cada parte de esa diosa que estaba a mi merced.
-Por favor nunca más te vayas de mi lado- dije lastimeramente.
Ella soltó una de sus carcajadas y nuevamente la estreché en mis brazos. Necesitaba su contacto todo el tiempo. Ese cuerpo de delirio era mi refugio.
-Te lo prometo- dijo ella agarrando mi cara entre sus manos. Acercó su boca a la mía y me besó. Y volví a ser feliz, porque al fin había encontrado mi razón de vivir, al fin supe porque estaba yo en el mundo. Estaba por y para ella. Ella era mi mundo, ella solamente sabía como hacer estremecer de pasión mi vida, mis días…suspiré aliviado.
No sé cuanto tiempo estuvimos así, pero tampoco me importo. Lo demás no importaba si yo estaba justamente donde quería estar. Lástima que uno no pueda retener los momentos únicos, esos momentos irrepetibles, esos momentos que nos marcan para toda la vida. Ese fue mi momento perfecto. No podía desear más.

FIN

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